El vivir en el punto más lejano de la república mexicana es vivir un poco aislado de lo que sucede (acontese) en el interior del país. Aquí termina México o ¿empieza? depende del punto de vista y experiencia que uno traiga, que uno vea. ¿Será?
Hoy falta muy poco para concluir. Para concluir con un año más, me he dado cuenta que en el vagón de nuestras vidas vamos y estamos, existen estaciones donde nos detemos, nos bajamos (quizá vamos x un café o gasolina para aguantar el duro andar). Quizá nos detengamos a contemplar el paso de los que vienen y van, de los que triunfaron, de los que no... de los que ya no están -en el mismo vagón- de los que se fueron, de los que nacen.
Desde acá tenemos dos horas y una hora de diferencia al resto del país, es la hora del pacífico, allá es la hora de la montaña o la hora del centro. (Las horas)
¿Qué Cartens se va de Hacienda y se va al Banco de México?, ¿qué hoy es la Venta nocturna del Palacio de Hierro? ¿Qué Juanito ha renunciado? ¿Qué ya llegan los peregrinos a la Villa? ¿Qué fabiruchis da positivo en el alcohlímetro? ¿Qué la marcha, el segundo piso y el IMECA? la verdad me valen madres...[Madres]
Hoy no tengo Internet, ni facebook, ni messenger. Sólo sé que hace un frío del carajo, una lluvia muy pero muy bajacaliforniana y acá cuando llueve llueve (Tampoco me importa si con el agua que cayó del cielo podemos llenar 6 veces el estadio Azteca) ni me importa si no escucho la W, ni veo a López Doriga hoy en la noche...
Profesión de fe, de Galeano. Obvio faltan muchos y muchas personas que me han acompañado y están ahí [Acá] coincidiendo, compartiendo, opinando, discerniendo, experimentando, sintiendo, olvidando, negando, aprovando mi amistad, compañerismo y formando parte de un nuevo todo, a los de acá, hoy en un rato de reflexión tijuanense y sin Internet.
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