Sentado tranquilamente, sin hacer nada, llega la primavera y crece la hierba por sí misma.
Paul Reps
El arte de no hacer nada...
En occidente la educación está pensada para hacer algo, determinadas actividades para aprovechar nuestro tiempo y espacio en el desarrollo humano. De ésta forma se contribuye a los diversos ámbitos sociales, económicos, culturales y políticos de nuestros países.
El hacer algo implica una serie de cosas como las ganas de hacerlo, de lograrlo, de desarrollarlo, de crearlo. Implica de la imaginación, de la innovación, de la concentración, de la creatividad que hayamos adquirido a lo largo de una formación previa. Muchas veces los valores, la educación son elementos que se reciben y que de cierta forma propician el hacer algo, otras veces los insumos, otras veces los recursos y sobre todo el tiempo. En unos de los cursos que desarrollé con mi amigo Eric Obregón Viloría hablabamos de la motivación.
¿Qué sucede con las oportunidades? ¿Con el querer hacer las cosas pero no poder hacerlas? Ya sea por carecer de tiempo, de recursos, de oportunidades. ¿Qué pasa cuando se rompen los sueños e ideales? Hoy en día existe una generación denominada Nini.
Es llamada así por que NI estudian Ni trabajan. Ni hacen nada. Pero ¿es su culpa? ¿De quién entonces? ¿De la sobrepoblación? ¿De los gobiernos por no contar con oportunidades de desarrollo para esta sector de la población? ¿De la iniciativa Privada? ¿De los Jóvenes y Adultos que no cuentan con la oportunidad de desempeñarse en alguna actividad profesional? ¿La crsisis mundial? ¿De quién?
El 21% de los jovenes de América Latina pertenece a este generación. Según algunas cifras (INE) en México existen 5 millones (de 27 millones entre 19 y 29 años) de jovenes que no hacen nada.
¿Soluciones? Más protagonismo y participación social. Desarrollo Social que involucre a los nuevos profesionistas, más acciones para esta población y eso depende de las políticas públicas en general.
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